Fuente: Europa Press |
Arqueólogos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC) han sacado a la luz el perímetro de una edificación que
identifican como el palacio de los condes de Tusculum, situado a unos 30 kilómetros del sureste de Roma. La ciudad fue arrasada por las tropas de Enrique IV, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
La excavación de los restos de este palacio se enmarca dentro del proyecto 'Tusculum en época medieval: territorio, paisaje, economía y sociedad',
iniciado en 2012. Forma parte del proyecto institucional que la Escuela
Española de Historia y Arqueología del CSIC en Roma lleva a cabo desde
1994.
Según explican desde el CSIC, esta urbe gozó del favor de la iglesia y
la nobleza italiana durante la Edad Media y llegó a competir con Roma
por la supremacía política y económica de la época. Tras numerosas
embestidas, la capital logró devastarla a finales del siglo XII.
"Tusculum
ofrece una oportunidad única para estudiar la evolución de la
arquitectura de las ciudades. Es como una pequeña Pompeya a las puertas
de Roma, que no volvió a ser ocupada y los restos conservados no han
sido alterados por ocupaciones posteriores", explica la investigadora Leonor Peña Chocarro.
Además del palacio, el equipo de arqueólogos trabaja también en el
estudio de la muralla que rodeaba el municipio latino. Por el momento,
los arqueólogos han sacado a la luz 80 metros de muro y en un futuro
próximo esperan poder delimitar el perímetro de la fortificación.
"Con
el estudio de la muralla intentamos conocer las dimensiones reales de
Tusculum, tanto en época clásica como en la Edad Media, y ver cómo fue
su desarrollo", comenta la investigadora del CSIC Valeria Beolchini.
Peña añade que el equipo de arqueólogos analiza además restos
orgánicos, como por ejemplo semillas y otros restos vegetales y huesos
de animales, que permiten explorar la dieta y la economía de los
habitantes de esta ciudad durante los últimos siglos de habitación.
Tusculum entró con plenos derechos en la órbita de Roma en el año 381 a.C., tras su reconocimiento como municipium.
Situada entre dos de las principales vías de comunicación hacia la
capital (vías Labicana y Latina), se convirtió en una ciudad próspera y a
finales de la República era ya conocida como lugar de descanso de la
nobleza romana: Sila, Cicerón, Tiberio, Nerón y Galba, entre otros, tuvieron sus villas en los alrededores.
En el siglo X, esta urbe se convirtió en un importante asentamiento
feudal, sede de los condes de Tuscolo y más tarde también patria de
pontífices, como Benedicto VIII, Juan XIX y Benedicto IX.
La actual campaña de excavaciones, la decimoquinta desde que se inició
el proyecto, se centra en el estudio de la sociedad medieval.
La prosperidad de Tusculum levantó las iras de Roma. Tras
varios ataques frustrados, el 17 de abril de 1191, la ciudad fue
desmantelada. El monarca Enrique IV, que inicialmente había favorecido a
esta urbe, cedió a los halagos de Roma, que le ofrecía, a cambio de
atacar a lo tuscolanos, ser coronado emperador en Roma, lo que
ratificaba su poder.
Además, el emperador obtendría el permiso del Comune di Roma (institución que gobernaba) para entrar en la capital. "Este
último aspecto es de gran importancia, ya que el Comune di Roma le
negaba la entrada a la ciudad hasta al papa cuando surgían diferencias
importantes entre el pontífice y dicha institución", concluyen las investigadoras.
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