Vía: Live Science | Oven Jaurus| 17 de junio de 2011 (Traducción: G.C.C. paraTerrae Antiqvae)
Un enigmático mensaje en una lápida sepulcral, sobre un gladiador romano que existió hace 1800 años, ha sido finalmente descifrado, contando una historia de traición.
El epitafio y la composición artística sobre la lápida sugieren que el gladiador, llamado Diodoro, perdió el combate (y su vida), debido a un error del árbitro, segun informa Michael J. Carter (foto a la izquierda), profesor de la Brock University, en St. Catharines, Canadá. Carter es un estudioso de los combates entre gladiadores y otros espectáculos en la parte oriental de la Imperio Romano.
Él examinó la lápida, la cual fue descubierta hace un siglo en Turquía, tratando de determinar lo que el dibujo y la inscripción significaban.
Sus resultados serán publicados en el próximo número de la Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik (Revista de papirología y Epigrafía antigua).
Las lápidas hablan
La lápida sepulcral fue donada al Museo del Cuaternario, en Bruselas, Bélgica, poco antes de la Primera Guerra Mundial. En la misma se muestra la imagen de un gladiador blandiéndo lo que parecen ser dos espadas y posicionándose encima de su oponente, el cual le advierte de su rendición. La inscripción dice que la lápida marca el lugar donde está enterrado un hombre llamado Diodoro.
"Después de derrotar a mi oponente Demetrio, no lo maté de inmediato", reza el epitafio. "El destino y la astuta traición del 'summa rudis' me mataron".
El 'summa rudis' es un árbitro, el cual pudo haber tenido experiencia en el pasado como gladiador.
La inscripción también indica que Diodoro nació y luchó en Amisus, en la costa sur del Mar Negro, en Turquía.
Aunque Carter ha examinado cientos de lápidas de gladiadores, este "epitafio es completamente diferente a cualquier otra cosa; en él se cuenta una historia", dijo a LiveScience.
El epitafio y la composición artística sobre la lápida sugieren que el gladiador, llamado Diodoro, perdió el combate (y su vida), debido a un error del árbitro, segun informa Michael J. Carter (foto a la izquierda), profesor de la Brock University, en St. Catharines, Canadá. Carter es un estudioso de los combates entre gladiadores y otros espectáculos en la parte oriental de la Imperio Romano.
Él examinó la lápida, la cual fue descubierta hace un siglo en Turquía, tratando de determinar lo que el dibujo y la inscripción significaban.
Sus resultados serán publicados en el próximo número de la Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik (Revista de papirología y Epigrafía antigua).
Las lápidas hablan
La lápida sepulcral fue donada al Museo del Cuaternario, en Bruselas, Bélgica, poco antes de la Primera Guerra Mundial. En la misma se muestra la imagen de un gladiador blandiéndo lo que parecen ser dos espadas y posicionándose encima de su oponente, el cual le advierte de su rendición. La inscripción dice que la lápida marca el lugar donde está enterrado un hombre llamado Diodoro.
"Después de derrotar a mi oponente Demetrio, no lo maté de inmediato", reza el epitafio. "El destino y la astuta traición del 'summa rudis' me mataron".
El 'summa rudis' es un árbitro, el cual pudo haber tenido experiencia en el pasado como gladiador.
La inscripción también indica que Diodoro nació y luchó en Amisus, en la costa sur del Mar Negro, en Turquía.
Aunque Carter ha examinado cientos de lápidas de gladiadores, este "epitafio es completamente diferente a cualquier otra cosa; en él se cuenta una historia", dijo a LiveScience.
Foto: Mosaico que muestra a un gladiador 'retiarius' llamado Kalendio en lucha con otro gladiador 'secutor' llamado Astyanax. Con un bastón aparece el 'summa rudis', acompañado, en la viñeta de arriba, por su asistente o 'secunda rudis'. Museo Arqueológico Nacional, Madrid.
La lucha final
La historia de la lápida dice que el desenlace tuvo lugar hace unos 1.800 años atrás, cuando el imperio romano estaba en su apogeo y sus fronteras se extendían desde la muralla de Adriano, en Inglaterra, hasta el río Éufrates, en Siria.
Los juegos de gladiadores eran espectáculos muy populares, muchos de ellos enfrentaban a dos hombres, uno contra otro. Aunque las muertes por heridas eran comunes, los enfrentamientos no eran peleas en las que todo servía para dar muerte al contrario, tal como lo ha representado Hollywood, dijo Carter.
"Yo creo que había una serie de reglas muy detalladas que regulaban el combate de gladiadores", subraya Carter.
A pesar de que las reglas exactas no se conocen bien, alguna información puede ser obtenida a través de las referencias en textos que han sobrevivído y en el arte.
Para empezar, la mayoría, si no todas, de las peleas eran supervisadas por el 'summa rudis'.
Entre las reglas que hacían cumplir había una por la cual un gladiador derrotado podía solicitar la sumisión, y si ésta era aprobada por el 'munerarius' (el personaje adinarado que pagaba el espectáculo), el luchador podía salir de la arena sin mayores daños.
Otra regla que existía, al parecer, consistía en que si un gladiador se caía por accidente (sin el concurso de su oponente) se le permitía volver a levantarse, recoger su equipo y reanudar el combate.
La historia de la lápida dice que el desenlace tuvo lugar hace unos 1.800 años atrás, cuando el imperio romano estaba en su apogeo y sus fronteras se extendían desde la muralla de Adriano, en Inglaterra, hasta el río Éufrates, en Siria.
Los juegos de gladiadores eran espectáculos muy populares, muchos de ellos enfrentaban a dos hombres, uno contra otro. Aunque las muertes por heridas eran comunes, los enfrentamientos no eran peleas en las que todo servía para dar muerte al contrario, tal como lo ha representado Hollywood, dijo Carter.
"Yo creo que había una serie de reglas muy detalladas que regulaban el combate de gladiadores", subraya Carter.
A pesar de que las reglas exactas no se conocen bien, alguna información puede ser obtenida a través de las referencias en textos que han sobrevivído y en el arte.
Para empezar, la mayoría, si no todas, de las peleas eran supervisadas por el 'summa rudis'.
Entre las reglas que hacían cumplir había una por la cual un gladiador derrotado podía solicitar la sumisión, y si ésta era aprobada por el 'munerarius' (el personaje adinarado que pagaba el espectáculo), el luchador podía salir de la arena sin mayores daños.
Otra regla que existía, al parecer, consistía en que si un gladiador se caía por accidente (sin el concurso de su oponente) se le permitía volver a levantarse, recoger su equipo y reanudar el combate.
Foto: Cuadro de Jean-Léon Gérôme, titulado "Pollice verso" ("Con el pulgar hacia arriba") y que popularizó la creencia de que tal gesto significaba 'vivir', y con el pulgar hacia abajo 'morir', cuando muy posiblemente ambos gestos tendrían un significado al revés.
La muerte de Diodoro
Es esta última regla la que parece haber terminado con Diodoro. Carter interpreta la imagen del gladiador con dos espadas con el momento final de su pelea, cuando Demetrio había sido derribado y Diodoro había agarrado las empuñaduras de sus espadas.
"Demetrio hace señales de rendirse para que Diodoro no le mate, y él retrocede esperando ser el ganador de la pelea", dijo Carter.
La lucha parecía haber terminado. Sin embargo, el 'summa rudis' -tal vez interpretando que la caída de Demetrio fue accidental, o quizás por algún motivo ulterior- pensaba de otra manera, añade Carter.
"Lo que el 'summa rudis' había hecho, obviamente, fue parar el combate y permitir a Demetrio coger de nuevo su escudo y su espada, y luego reanudar la lucha".
Pero esta vez Diodoro tuvo problemas, y, o bien fue muerto en la arena, o bien Demetrio le infligió una herida que le causó la muerte poco después.
Esta circunstancia habría ocurrido ante una multitud de cientos, si no miles, de personas, en un teatro o en parte de un estadio de atletismo convertido en una especie de mini-coliseo.
Después de que Diodoro fuera muerto, la gente que realizó su lápida (probablemente la familia o amigos) estaban tan indignados, sugiere Carter, que decidieron incluir algunas palabras finales sobre el epitafio:
"El destino y la astuta traición del 'summa rudis' me mataron".
Es esta última regla la que parece haber terminado con Diodoro. Carter interpreta la imagen del gladiador con dos espadas con el momento final de su pelea, cuando Demetrio había sido derribado y Diodoro había agarrado las empuñaduras de sus espadas.
"Demetrio hace señales de rendirse para que Diodoro no le mate, y él retrocede esperando ser el ganador de la pelea", dijo Carter.
La lucha parecía haber terminado. Sin embargo, el 'summa rudis' -tal vez interpretando que la caída de Demetrio fue accidental, o quizás por algún motivo ulterior- pensaba de otra manera, añade Carter.
"Lo que el 'summa rudis' había hecho, obviamente, fue parar el combate y permitir a Demetrio coger de nuevo su escudo y su espada, y luego reanudar la lucha".
Pero esta vez Diodoro tuvo problemas, y, o bien fue muerto en la arena, o bien Demetrio le infligió una herida que le causó la muerte poco después.
Esta circunstancia habría ocurrido ante una multitud de cientos, si no miles, de personas, en un teatro o en parte de un estadio de atletismo convertido en una especie de mini-coliseo.
Después de que Diodoro fuera muerto, la gente que realizó su lápida (probablemente la familia o amigos) estaban tan indignados, sugiere Carter, que decidieron incluir algunas palabras finales sobre el epitafio:
"El destino y la astuta traición del 'summa rudis' me mataron".
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