Foto: Imagen hospedada en Flyckr (Hiker Bob)
A partir de la próxima primavera será posible visitar la necrópolis de la “Via Triumphalis”, según anuncia “L’Osservatore Romano”. Al lado del parque vaticano, abrirá sus puertas un sitio arqueológico de enorme valor histórico.
Las excavaciones han hecho surgir cuarenta estructuras sepulcrales y más de 200 tumbas individuales que, desde el final del siglo I y todo el siglo II de la era cristiana, se acumularon y, en parte, se superpusieron. A partir de la estratigrafía, refiere el periódico del Vaticano, se deduce que hacia mediados del siglo II este terreno fue cubierto por una capa de lodo que selló las primeras sepulturas, sobre la que fueron realizadas las nuevas. «Las tumbas estaban concentradas en pequeñas islas diferentes, esparcidas desde la colina hacia el valle, entretejidas entre ellas por senderos irregulares que desembocaban en la vía Triumphalis –especifica “L’Osservatore Romano”. Las sepulturas individuales, más comunes, que pertenecían sobre todo a las clases socieles medio-bajas, contienen ollas de cerámica con los restos de la cremación directamente colocados en la tierra a casi un metro de profundidad. De ellas salen pequeños tubos de arcilla, semejandes a chimeneas, que se usaban para introducir las ofrendas alimenticias durante el rito de las libaciones».
Foto: Imagen hospedada en Flyckr (Hiker Bob)
En el trecho que dividía en dos partes la necrópolis fue encontrado un “ustrinum”, o sea la plataforma en la que se llevaba a cabo la cremación, caracterizado por estratos superpuestos de arcilla y depósitos de tierra con fragmentos de carbón, piñones y piñas quemadas, que se usaban para encender la pira funeraria. Sobre el ustrinum se encontraron fosas simples, excavadas en el terreno, para algunas sepulturas.
«Al siglo I de la era cristiana pertenecen una serie de sepulcros gentiles a nicho o a inhumación», puntualiza “L’Osservatore Romano”: «la mayor parte son cuadrangulares con bóveda de cañón y presentan en el interior una decoración con motivos vegetales o lineales, mientras que en el exterios están pintados de rojo. Mediante el excepcional estado de conservación, los altares, los sarcófagos y los objetos varios, se han podido conocer y estudiar con mayor detalle aspectos que hasta ahora eran poco conocidos de los rituales funerarios. Para mantener encerrada el alma del difunto en el más allá se ponían clavos largos al lado del hueco de los tubos, mientras algunas sepulturas más amplias presentan un pavimento de mosaico con el llamado “nudo de Salomón”, que funge como reja».
Foto: Imagen hospedada en Flyckr (Hiker Bob)
Mediante las numerosas inscripciones que se encontraron se ha podido reconstruir todo un tejido histórico y social hasta ahora desconocido. Las sepulturas más ricas pertenecen a familias de libertos imperiales que tenían discretas posibilidades económicas, pero de los que se perdió la memoria. Entre ellas, destaca la familia de los Natronii, en cuyo sepulcro (20-40 de la era cristiana) se encontró un retrato redondo en mármol de Tiberius Natronius Zmaracdis, de 41 años, 4 meses y 10 días. Su estela, ordenada por la madre Natronia Sinphyle, lo retrata hermoso, tanto que sus padres lo llamaron Venustus, aunque la mirada esté teñida de melancolía.
La familia de los Passieni, en cambio, era la propietaria de un conjunto de nichos (50-70 de la era cristiana), embellecidos con dos espléndidos altares sobre los que se declara la pertenencia a la familia Caesaris. El primer altar, ricamente decorado con un festón de fruta atado a dos cabezas de toro, lo dedicaron los padres Passiena Prima y Tiberius Claudius Optatus a su hija Flora; el padre era un liberto de Nerón que era “tabularius a patrimoniis”, o sea archivero de la administración del patrimonio privado del emperador. El segundo altar, en cambio, coronado por el retrato de la difunta Passiena Prima, lo dedicó su liberto Lucius Passienus Evaristus. Los Passieni eran un grupo de libertos vinculados, directa o indirectamente, con Gaius Sallustius Crispus Passienus, segundo marido de Agripina, la madre de Nerón.
Este personaje noble que, según algunas fuentes, fue asesinado por la augusta esposa, tenía muchas propiedades que heredó Agripina y, por esta vía, pasaron al patrimonio imperial. «Uno se podría preguntar si entre estas posesiones se encontraban los 'Horti Agrippinae', que las fuentes indican en las cercanías del Vaticano», anota “L’Osservatore Romano”.
Entre los descubrimientos más sorprendentes está el de una pequeña estatua de mármol que representa un “servus lanternarius”, un sujeto escultórico bastante raro cuyo uso era hasta ahora desconocido. Así como este esclavo debía esperar en la puerta de la casa a que su dueño regresara por la noche, se ha propuesto una representación del mismo como protector de las sepulturas e incluso como el encargado de iluminar idealmente el oscuro trayecto hacia la última morada. Pero el verdadero “scoop” de estas excavasiones interesantísimas es el descubrimiento de las tumbas de dos artistas. Una la dedicó la mujer del escultor Tiberius Claudius Thesmus a su difunto esposo (primera mitad del siglo I), que está representado mientras esculpe un busto en compañía de su perro; la otra dedicada (de nuevo por la esposa) al escenógrafo Alcimus.
Alcimus era un siervo de Nerón y se ocupaba de la escenografía del Teatro de Pompeyo. No es casual, pues, que esté representado con un cincel en la mano, rodeado de sus instrumentos de trabajo: una escuadra, un compás, un nivel y una goma. Dos mujeres romanas, dos esposas que, con su amor, su devoción y el afecto para con sus maridos, nos permiten descubrir la existencia de artistas que no aparecen citados, o muy raramente, en las crónicas de la época.
«Cuando se habla de Necrópolis vaticana, se indica generalmente la que se extiende bajo la Basílica de San Pedro, que va de la Vía Cornelia y rodea la tumba del Príncipe de los Apóstoles. Pero, a partir de la próxima primavera, ya no será así, porque se abrirá definitivamente al público una segunda Necrópolis, que se encuentra a lo largo de la antigua 'Vía Triumphalis', la calle que conectaba la Roma imperial con la antigua ciudad de Veio». Pasando por la Vía de la Posta, un poco más allá de la Farmacia vaticana, no se sospecha nada, porque se ven solo edificios modernos.
Foto: Giandomenico Spinola, en primer término, recuperando un sarcófago en la Vía Triumphalis.
Es suficiente bajar pocos metros entre el parque Vaticano y el nuevo edificio polifuncional de Santa Rosa (en donde se encuentran las oficinas del Servicio Teléfonos Vaticanos) para hacer un viaje en el tiempo de 2000 años. «Es como encontrarse frente a una pequeña Pompeya sepulcral: porque se pueden reconstruir perfectamente pasajes de cotidiana vida “fúnebre” interrumpidos por el olvido», explica a “L’Osservatore Romano” Giandomenico Spinola, encargado del departamento de Antigüedades griegas y romanas de los Museos Vaticanos, que está dirigiendo las excavaciones con la ayuda de Leonardo di Blasi y Monica Ricciardi. Aunque los trabajos arqueológicos siguen desarrollándose, el área de la necrópolis de la Vía Triumphalis fue descubierta entre 1956 y 1958 por Filippo Magi, durante los trabajos para la reconstrucción del autoparque, pero el acceso estaba reservado solo para los estudiosos. En 2003, con las obras del nuevo garage de Santa Rosa, salió a la luz un nuevo sector de la misma necrópolis, que estuvo abierto al público entre 2006 y 2008.
Foto: Imagen hospedada en Flyckr (Hiker Bob)
Las excavaciones han permitido conectar ambos sectores de la misma necrópolis, transformada en un único y enorme espacio de más de mil metros cuadrados. «La necrópolis, que data de la primera edad imperial, se extiende sobre las pendientes nororientales de la colina Vaticana, cerca del santuario de la 'Magna Mater' y de unos jardines imperiales que eran de Agripina –subraya el periódico del Papa. Aquí también surgían algunas villas y Calígula había construido una naumaquia y el 'Gaianum', un circo para que se entrenaran los áurigas, que después fue restaurado por Nerón. Según la tradición, fue justamente en este circo en donde San Pedro sufrió el martirio».
¿No es el altorrelieve de arriba la escena de la caza del jabalí de Calidón?
ResponderEliminarEs la cacería de un jaBalí, probablemente la que mencionas. Eso mismo pensé yo también la primera vez que lo vi.
EliminarGRACIAS POR TU COMENTARIO.
UN SALUDO