Vía: The Telegraph | Nick Squires | 1 de agosto de 2011 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)
Es uno de los mejores edificios conservados del mundo romano, un testimonio de más de 2.000 años de antigüedad del inmenso poder y riqueza del imperio.
Pero el misterio ha rodeado siempre lo que hay detrás del inusual diseño del Panteón, un templo gigantesco en el corazón de Roma construido por el emperador Adriano.
Ahora los expertos han llegado a una intrigante teoría: que el templo actuaba como un colosal reloj de sol, con un haz de luz que iluminaba la enorme entrada en el preciso momento en que el emperador accedía al edificio.
Construido por orden de Adriano, y terminado en el 128 d.C., la cúpula semiesférica del Panteón está perforada por un agujero circular de unos 9 metros de ancho, conocido como el "oculus".
El mismo proporciona al interior del edificio su única fuente de luz natural, a la vez que permite que entre la lluvia y -en raras ocasiones- la nieve.
Giulio Magli (foto a la izquierda) un historiador de la arquitectura antigua del Politécnico de Milán, Italia, y Robert Hannah (foto debajo), un estudioso de los clásicos de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, han descubierto que, precisamente a mediodía, durante el equinoccio de marzo, un haz circular de luz brilla a través del óculo e ilumina la imponente entrada del Panteón.
Ellos han estado trabajando en esta teoría desde el año 2009, pero recientemente han reunido todas sus últimas investigaciones en un artículo publicado en una revista académica, Numen.
Los precisos cálculos realizados sobre el posicionamiento y la construcción del Panteón significan que el tamaño y la forma del haz de luz se adapta perfectamente, hasta el último centímetro, al arco de piedra semicircular encima de la puerta de entrada
Un efecto similar se observa el 21 de abril, cuyo día los romanos celebraban como fecha de la fundación de su ciudad, cuando al mediodía el rayo de sol golpea una rejilla de metal por encima de la puerta de entrada, inundando el patio de columnas exterior con su luz.
La dramática escenografía habría sido vista por los romanos como la elevación de un emperador al reino de los dioses, una afirmación cosmológica de su poder divino cuando entra en el edificio, por lo cual fue utilizado como sala de audiencias, así como lugar de culto.
En efecto, el emperador estaba siendo "invitado" por el sol al entrar en el Panteón, que, como su nombre indica, se había dedicado a las deidades más importantes del mundo romano.
Pero el misterio ha rodeado siempre lo que hay detrás del inusual diseño del Panteón, un templo gigantesco en el corazón de Roma construido por el emperador Adriano.
Ahora los expertos han llegado a una intrigante teoría: que el templo actuaba como un colosal reloj de sol, con un haz de luz que iluminaba la enorme entrada en el preciso momento en que el emperador accedía al edificio.
Construido por orden de Adriano, y terminado en el 128 d.C., la cúpula semiesférica del Panteón está perforada por un agujero circular de unos 9 metros de ancho, conocido como el "oculus".
El mismo proporciona al interior del edificio su única fuente de luz natural, a la vez que permite que entre la lluvia y -en raras ocasiones- la nieve.
Giulio Magli (foto a la izquierda) un historiador de la arquitectura antigua del Politécnico de Milán, Italia, y Robert Hannah (foto debajo), un estudioso de los clásicos de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, han descubierto que, precisamente a mediodía, durante el equinoccio de marzo, un haz circular de luz brilla a través del óculo e ilumina la imponente entrada del Panteón.
Ellos han estado trabajando en esta teoría desde el año 2009, pero recientemente han reunido todas sus últimas investigaciones en un artículo publicado en una revista académica, Numen.
Los precisos cálculos realizados sobre el posicionamiento y la construcción del Panteón significan que el tamaño y la forma del haz de luz se adapta perfectamente, hasta el último centímetro, al arco de piedra semicircular encima de la puerta de entrada
Un efecto similar se observa el 21 de abril, cuyo día los romanos celebraban como fecha de la fundación de su ciudad, cuando al mediodía el rayo de sol golpea una rejilla de metal por encima de la puerta de entrada, inundando el patio de columnas exterior con su luz.
La dramática escenografía habría sido vista por los romanos como la elevación de un emperador al reino de los dioses, una afirmación cosmológica de su poder divino cuando entra en el edificio, por lo cual fue utilizado como sala de audiencias, así como lugar de culto.
En efecto, el emperador estaba siendo "invitado" por el sol al entrar en el Panteón, que, como su nombre indica, se había dedicado a las deidades más importantes del mundo romano.
"El emperador habría sido iluminado como si fueran luces de un estudio de cine", dijo el profesor Magli. "Los romanos creían que la relación entre el emperador y el cielo estaba en su punto más cercano durante los equinoccios".
"Ello habría sido una glorificación del poder del emperador y de la propia Roma". El sol tenía un significado especial para los romanos, como lo tenía para los antiguos egipcios. El dios Apolo se asoció con el sol, y el emperador Nerón fue representado como el dios griego del sol, Helios, en una estatua gigante llamada el Coloso, el cual dio su nombre al Coliseo.
Uno de los ejemplos más notables de ingeniería de la antigüedad, el buen estado de conservación del Panteón se debe al hecho de que se convirtió en una iglesia en el siglo VII, cuando fue ofrecido al Papa por el emperador bizantino Focas.
"Ello habría sido una glorificación del poder del emperador y de la propia Roma". El sol tenía un significado especial para los romanos, como lo tenía para los antiguos egipcios. El dios Apolo se asoció con el sol, y el emperador Nerón fue representado como el dios griego del sol, Helios, en una estatua gigante llamada el Coloso, el cual dio su nombre al Coliseo.
Uno de los ejemplos más notables de ingeniería de la antigüedad, el buen estado de conservación del Panteón se debe al hecho de que se convirtió en una iglesia en el siglo VII, cuando fue ofrecido al Papa por el emperador bizantino Focas.
El edificio conserva sus puertas de bronce originales y columnas de mármol, algunas de las cuales fueron obtenidas en las canteras del desierto de Egipto y transportadas por barco a lo largo del Nilo y a través del Mediterráneo hasta Roma, con un imenso coste.
Ahora contiene las tumbas de Víctor Manuel II, el primer rey de la Italia unificada, y del artista renacentista Rafael.
Ahora contiene las tumbas de Víctor Manuel II, el primer rey de la Italia unificada, y del artista renacentista Rafael.
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