NHG. NÚMERO 92, PÁGINA 62
Según el mito, los gemelos Rómulo y Remo, a los que amamantó una loba, fundaron Roma en el año 753 a.C. Ciertos hallazgos arqueológicos indican que la ciudad surgió hacia aquella época.
Según el mito, Rómulo y Remo, dos gemelos abandonados en el río Tiber y amamantados por una loba, fundaron Roma, ciudad que llegaría a ser el centro de uno de los mayores imperios de la historia. A la pregunta de quién fundó Roma, nadie dudará en responder: Rómulo y Remo. Y en efecto, la representación de los divinos gemelos amamantados por la loba se ha convertido en una imagen universalmente conocida, quizá la que mejor simboliza a la Ciudad Eterna en cuanto que representaba a sus legendarios fundadores. Sin embargo, tal afirmación no responde a la realidad histórica: salvo el caso de las colonias, pocas ciudades de la Antigüedad clásica fueron resultado de una fundación, sino más bien el producto de un largo proceso de formación.
Roma no escapa a esta regla, y, de hecho, debido a la complejidad de la documentación, su origen constituye una de las cuestiones más debatidas y de difícil situación que se plantean los historiadores actuales. Pero si nos situamos en la perspectiva de los antiguos romanos, la intervención de un héroe es por completo necesaria: así como todo un pueblo, excepto los considerados autóctonos, es consecuencia de una migración, la ciudad nace en virtud de la decisión individual de aquel que actúa como fundador.
En el caso de Roma, ese fundador fue Rómulo. Según la versión canónica del origen de Roma, la historia de Rómulo y Remo se remonta a su abuelo Numitor, rey de la ciudad de Alba Longa, en el Lacio. Numitor fue despojado del trono por su hermano Amulio, quien, para evitar futuras complicaciones, decidió segar la descendencia de su rival: ordenó dar muerte a su único hijo varón, mientras que su hija, conocida con los nombres de Ilia y Rea Silvia, la hizo ingresar en el colegio de las vestales, un sacerdocio femenino que obligaba a sus miembros a conservar la virginidad, bajo pena de muerte, durante treinta años, con lo cual le impedía tener hijos. No obstante, cuando en el cumplimiento de sus funciones sacerdotales Ilia se dirigió a una fuente para buscar agua, fue violada por el dios Marte, quien la dejó encinta de dos gemelos.
Una vez tuvo lugar el parto, Amulio ordenó dar muerte a los niños, pero los servidores encargados de tal misión abandonaron la cesta que contenía a los gemelos en el río Tiber. Las aguas desbordadas del río depositaron la canasta con los pequeños a los pies del monte Palatino, y allí una loba, atraída por el llanto de los niños, acudió y les ofreció sus mamas. Poco después aparecieron unos pastores y la loba se alejó; uno de ellos, llamado Fáustulo, recogió a los gemelos y los entregó a su esposa, Acca Larentia, para que los criase. Rómulo y Remo pasaron su infancia y juventud en un ambiente salvaje, entre los pastores de la zona. Pronto les apremió el deseo de fundar una ciudad allí donde les encontró la loba.
Rómulo se impuso a su hermano y procedió a fundar Roma siguiendo las reglas señaladas por el ritual etrusco, trazando un surco con un arado que marcaría el límite de la ciudad. Rómulo estableció la prohibición de atravesar con armas el límite de la ciudad, pero Remo no se conformó y se burló de la obra de su hermano atravesando armado el surco. En la refriega que siguió, Remo encontró la muerte. Según la tradición, Rómulo reinó durante treinta y seis años. Sobre su muerte existían dos versiones. La más antigua dice que desapareció durante una tormenta y fue elevado al cielo, identificado con el dios Quirino. La segunda versión sostiene que Rómulo habría sido asesinado y que su cuerpo fue descuartizado por los senadores, cansados de su comportamiento tiránico.
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