El yacimiento romano de Clunia sufre más de una veintena de robos cada año
El último registrado se produjo a mediados del pasado mes de noviembre y los ladrones se llevaron la base de un fuste y parte de un capitel ya catalogados y que estaban despositados en las inmediaciones del almacén de piezas
Los responsables de Clunia consideran que los robos causan más destrozos que desaparición de piezas, ya que muchas veces se ven afectadas estructuras.
Alberto Rodrigo
DB / Aranda
El yacimiento romano de la colonia Clunia Sulpicia, situada en la localidad de Peñalba de Castro, es objeto de los amigos de lo ajeno más de 20 veces al año. Esta cifra puede parecer escasa pero las consecuencias que provocan los robos en este enclave arqueológico son de mayor calado que el valor de las obras que se pueden expoliar. Y es que los ladrones suelen utilizar una técnica muy burda que lo que provoca suele ser más destrozo que beneficios para los autores de los robos.
Desde la Diputación de Burgos en su área de Patrimonio, responsable hasta ahora del yacimiento, aseguran que los métodos de expoliación suelen ser de lo más rudimentario. «Entran con detectores de metales, escarban y se van. Es cuando más daño hacen porque, al no conocer, ellos recogen todo, se llevan todo, hierros, monedas, herrajes, y en esos elementos que generalmente no tienen ningún tipo de valor lo que pueden hacer es dañar estructuras que si que lo tienen», asegura Borja Suárez, diputado de Cultura y Turismo, registrándose una mayor concentración de este tipo de incursiones ilegales en los periodos vacacionales.
El último robo registrado data de mediados del pasado mes de noviembre, cuando desaparecieron del yacimiento una base poligonal de un fuste circular y parte de un capitel. Estas piezas se encontraban en el exterior del almacén con que cuentan las instalaciones, en cuyo interior se encuentran los restos catalogados y con mayor valor, aunque las obras de más valía están custodiadas en el museo provincial. «Las piezas robadas estaban fuera, porque hay mucho material que está en el almacén y hay otro que no tiene valor y que está fuera», reitera el diputado Suárez.
Esta acción de expolio del patrimonio de Clunia difiere del modus operandi habitual pero no parece que los autores buscasen piezas determinadas. «Aquí viene un tío, contrata una cuadrilla de ‘indocumentados’ que van allí y cogen lo que pueden; cuando miran lo que es, si no vale lo tiran a cualquier descampado y si vale algo lo meten en algún mercado, pero sin valor, porque el mercado de piezas arqueológicas a parte de que está muy tasado y tiene un regulación muy importante, en el mercado negro tampoco tiene ningún valor porque piezas de esas hay miles», comenta el máximo responsable del yacimiento en la Diputación.
La prudencia lleva a las instituciones implicadas a silenciar las incursiones ilegales en Clunia para evitar, en la medida de lo posible, que se produzcan más. «No ha sido uno, han sido varios lo que pasa es que por prudencia no se les da publicidad porque eso llamaría muchos más robos en el yacimiento», declara Borja Suárez.
Ante los continuos expolios de la colonia romana, sus responsables mantienen las medidas de vigilancia y protección propias de este tipo de enclaves. «Hay protocolos permanentes de protección por parte de la Guardia Civil pero es un yacimiento de dos millones de metros cuadrados y es complicado», explica Suárez.
Cuando se constata que ha habido robos en la zona arqueológica «lo único que podemos hacer es reforzar ese nivel de protección y volvérselo a transmitir a la Subdelegación del Gobierno», como afirma el diputado, que apunta que la propia subdelegada, Berta Tricio, está al tanto del efectivo de seguridad que se lleva a cabo. Hasta el momento, el sistema de vigilancia era una atribución de «la Guardia Civil de Huerta de Rey y el yacimiento tiene protección de dos guardas contratados por la Junta de Castilla y León, de los antiguos guardas de Patrimonio que tenía el Estado, que se transfirieron a la Junta y hay dos personas que vigilan el yacimiento», explica Suárez.
Además, dentro del plan director del yacimiento de 1993, se contempló la construcción de un vallado perimetral, lo que ha dificultado durante todos estos años la entrada de un mayor número de expoliadores. El próximo año, el Consorcio conformado por la Diputación, la Universidad de Burgos, Caja de Burgos, Cajacírculo, el Ayuntamiento de Huerta de Rey y la junta vecinal de Peñalba de Castro, comenzará su trabajo, dividido en tres grandes bloques: proteger, conservar y restaurar el patrimonio arqueológico; desarrollar la investigación científica, y arbitrar instrumentos de colaboración con centros de otros países, y finalmente promocionar el yacimiento mediante la redacción de un plan de infraestructuras para su desarrollo económico y la difusión de su gran valor cultural.
Desde la Diputación de Burgos en su área de Patrimonio, responsable hasta ahora del yacimiento, aseguran que los métodos de expoliación suelen ser de lo más rudimentario. «Entran con detectores de metales, escarban y se van. Es cuando más daño hacen porque, al no conocer, ellos recogen todo, se llevan todo, hierros, monedas, herrajes, y en esos elementos que generalmente no tienen ningún tipo de valor lo que pueden hacer es dañar estructuras que si que lo tienen», asegura Borja Suárez, diputado de Cultura y Turismo, registrándose una mayor concentración de este tipo de incursiones ilegales en los periodos vacacionales.
El último robo registrado data de mediados del pasado mes de noviembre, cuando desaparecieron del yacimiento una base poligonal de un fuste circular y parte de un capitel. Estas piezas se encontraban en el exterior del almacén con que cuentan las instalaciones, en cuyo interior se encuentran los restos catalogados y con mayor valor, aunque las obras de más valía están custodiadas en el museo provincial. «Las piezas robadas estaban fuera, porque hay mucho material que está en el almacén y hay otro que no tiene valor y que está fuera», reitera el diputado Suárez.
Esta acción de expolio del patrimonio de Clunia difiere del modus operandi habitual pero no parece que los autores buscasen piezas determinadas. «Aquí viene un tío, contrata una cuadrilla de ‘indocumentados’ que van allí y cogen lo que pueden; cuando miran lo que es, si no vale lo tiran a cualquier descampado y si vale algo lo meten en algún mercado, pero sin valor, porque el mercado de piezas arqueológicas a parte de que está muy tasado y tiene un regulación muy importante, en el mercado negro tampoco tiene ningún valor porque piezas de esas hay miles», comenta el máximo responsable del yacimiento en la Diputación.
La prudencia lleva a las instituciones implicadas a silenciar las incursiones ilegales en Clunia para evitar, en la medida de lo posible, que se produzcan más. «No ha sido uno, han sido varios lo que pasa es que por prudencia no se les da publicidad porque eso llamaría muchos más robos en el yacimiento», declara Borja Suárez.
Ante los continuos expolios de la colonia romana, sus responsables mantienen las medidas de vigilancia y protección propias de este tipo de enclaves. «Hay protocolos permanentes de protección por parte de la Guardia Civil pero es un yacimiento de dos millones de metros cuadrados y es complicado», explica Suárez.
Cuando se constata que ha habido robos en la zona arqueológica «lo único que podemos hacer es reforzar ese nivel de protección y volvérselo a transmitir a la Subdelegación del Gobierno», como afirma el diputado, que apunta que la propia subdelegada, Berta Tricio, está al tanto del efectivo de seguridad que se lleva a cabo. Hasta el momento, el sistema de vigilancia era una atribución de «la Guardia Civil de Huerta de Rey y el yacimiento tiene protección de dos guardas contratados por la Junta de Castilla y León, de los antiguos guardas de Patrimonio que tenía el Estado, que se transfirieron a la Junta y hay dos personas que vigilan el yacimiento», explica Suárez.
Además, dentro del plan director del yacimiento de 1993, se contempló la construcción de un vallado perimetral, lo que ha dificultado durante todos estos años la entrada de un mayor número de expoliadores. El próximo año, el Consorcio conformado por la Diputación, la Universidad de Burgos, Caja de Burgos, Cajacírculo, el Ayuntamiento de Huerta de Rey y la junta vecinal de Peñalba de Castro, comenzará su trabajo, dividido en tres grandes bloques: proteger, conservar y restaurar el patrimonio arqueológico; desarrollar la investigación científica, y arbitrar instrumentos de colaboración con centros de otros países, y finalmente promocionar el yacimiento mediante la redacción de un plan de infraestructuras para su desarrollo económico y la difusión de su gran valor cultural.
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